En la actualidad y sobre todo
en las provincias Argentinas se ha tomado al deporte profesional como parte de
un concepto que lo promueve como un espectáculo al que se acude por el simple
hecho de presentar lo mejor de un deporte élite con todo lo que con lleva.
No es la intención la crítica
de este hecho, puesto que nada mejor que se muestre y llegue a quienes no tienen
la oportunidad de vivir de cerca a aquellos deportes que son populares y por
tal producen su fanatismo con su sola presencia
Ocurre, con este tipo de actividad, que
generalmente se trabaja desde todos los ámbitos para que sea un espectáculo y
como tal los intereses económicos siempre priman y ha llegado a tal punto que
se ha desvirtuado.
Entendiendo que el deporte
como deporte ha pasado a un segundo plano, exaltando solo el lado comercial del
producto. Los últimos acontecimientos de FIFA señalan indefectiblemente que
esta forma de ver las cosas es real, donde un conjunto de cualidades llegan a
dirigir todo lo extra. Siempre entendí que el fútbol constituye una actitud social. La sociedad en su
conjunto ha llevado a la preponderancia de este deporte a ser el primer punto
de convergencia deportiva social.
Mal que nos pese los otros deportes fueron
pasando a un segundo plano más allá de los logros y profesionalización de las
diferentes disciplinas. Y como tal siempre considero que es menester el
procurar y tratar de que socialmente se
impongan otros deportes, ese es el desafío que nos impone la actividad
deportiva amateur.
Lo mismo ocurre con el
espectáculo del Rugby o del hockey. Y está claro que es productivo en tanto y
en cuanto se acompañe con un proceso deportivo que puede ir desde lo
motivacional, en el caso de ser un espectáculo puntual, hasta un direccionamiento
de diferentes propuestas para afianzar el deporte a partir de un hecho
deportivo.
Esto es, si se pretende
acompañar un proceso motivacional a través de un plan a mediano plazo
utilizando al espectáculo como resorte para su concreción.
De que sirve que se invierta
en un equipo profesional, con jugadores de otro lado, sino se apunta y se usa
para desarrollar un plan de mejora de las canteras infantiles y juveniles. Pero
con un proceso fehaciente y responsable, porque para la tribuna trabajan la
mayoría, pero el verdadero trabajo conceptual es el que importa.
Quiero decir con esto que los
procesos deportivos deben ser acompañados con verdaderos objetivos y
estableciendo pautas que generen un crecimiento concreto. Valorando sobre todo
el trabajo de las bases y acompañando su desarrollo con objetivos, pautas y
programas que tengan su punto de partida en el hecho motivacional
descripto.