…”Mucha Gente pequeña, el
lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”…
Eduardo Galeano
Nuestro país hace mas de dos décadas ha comenzado a transitar un proceso de
construcción Institucional modificando de alguna manera la toma de conciencia y las exigencias que se imponen a este nuevo proceso:
el de la participación ciudadana.
La
inclusión del concepto de la "participación" puede encontrar sus
motivos en una gran variedad de factores y nuestra joven democracia va
albergando diferentes representantes que contribuyen a la formación del estado
y a las diferentes Instituciones sociales. En los últimos tiempos se observa
que existe un descredito hacia sus actores y esto representa desgraciadamente en la
general de los casos, un continuo detrimento para la sociedad y sus acciones no
colmarán las expectativas depositadas en las instituciones sobre todo, en
cuanto a su capacidad de dar respuesta a las necesidades de la requeridas.
En este
sentido, el desprestigio de los dirigentes políticos en la mayoría de los casos
como consecuencia de numerosos casos de corrupción o casos de obvia
ineficiencia en la gestión de gobierno, ha provocado de parte de la sociedad
una demanda de mayor control y responsabilidad.
Sin
embargo la necesidad de que las diferentes actividades y en nuestro caso
particular, la práctica deportiva, de mejorar en el sentido cualitativo hacen
que entendamos la participación como una necesidad imperativa para que realmente
y de una vez por todas, mejore nuestro deporte. Y que esa participación sea
cualitativa y sobre todo responsable.
A veces
por ignorancia, otras veces por falta de experiencia y sobre todo la motivación
de un universo deportivo mejor, siempre presente en nuestra formación, hacen que
las personas mantengan ese interés y sobrevenga la responsabilidad de llevar
adelante a nuestras pequeñas grandes instituciones.
En Argentina, menos mal, en
su mayoría, la participación ciudadana ligada al deporte, se ha asociado
básicamente a la participación en organizaciones no gubernamentales que abogan
ante el poder político ejerciendo presión para que se consideren intereses
particulares más o menos específicos.
Como contrapartida esa
participación se ve afectada por, precisamente nuestro reciente camino, con
dirigentes de todo tipo que promueven su participación basándose en intereses
personales, que hacen que la sociedad inmediatamente conciba ese querer cambiar
las cosas, con querer obtener algo, pero para el bien propio.
Siento que en lo personal me
tuve que despojar de este tipo de preconceptos para orientar una actividad
libre en el sentido del verdadero interés común. Con esta idea e imbuido de un
carácter con ese empuje utópico de querer cambiar las cosas, auque a veces pase
solo de una intención, me atrevo a decir que es uno de los puntos de partida y
motivador para la participación en las actividades dirigenciales dedicadas al
deporte.
Las dificultades que se suman
a diario contribuyen también para desalentar esa participación. Es impensado en
nuestra realidad transitar por caminos que no sean desalentadores, sin embargo
el esfuerzo no recompensado muchas veces debe ser el objeto de toda actividad
social.
Ese interés de bien común es
el punto de inflexión para invitar a los pares a desandar el camino de la
participación, que no se complementa con los requerimientos de la vida actual,
muy por el contrario, sin embargo si se toma desde este punto de vista resulta ser
un buen indicio de que comenzamos en la vía de lo correcto.
Toda actitud que apunte a
mejorar las condiciones y sobre todo la esencia del desarrollo deportivo son características
indispensables que debemos seguir, aunque parezca utópico, para todo punto de
partida de la dirigencia deportiva, despojarse de conceptos que apunten a un
crecimiento personalista contribuye a una mejor participación y ni hablar de
egos e intereses personales que no sean compatibles con la actividad.
En realidad si tenemos la posibilidad
de participar en esta aventura de querer mejorar nuestro deporte somos uno de
los elegidos y no debemos desperdiciar la posibilidad con actitudes que no
tengan como premisa el de integrar el deporte amateur a la preferencia social.
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